CaixaForum Madrid. Mucho más que un jardín vertical


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Hay muchos arquitectos que no son realmente conscientes de sus propios patrones, al igual que la mayoría de la gente no sabe qué patrones utilizan. Nos encontramos con un tema muy interesante porque la arquitectura y la psicología de repente se hicieron muy estrechas.
Jacques Herzog
Una vez comenzado el Siglo XXI, a Madrid le faltaba un edificio actual de esta incipiente arquitectura moderna y tecnológica. La capital de España poseía grandes arquitecturas como Torres Blancas o el edificio del BBV diseñados por el genial arquitecto Sáenz de Oiza, así como otras arquitecturas pensadas por arquitectos de la talla de Alejandro de la Sota o Miguel Fisac. Pero necesitaba un nuevo impulso arquitectónico.
Los elegidos para esta irrupción de arquitectura en Madrid fueron los arquitectos suizos Herzog & de Meuron, que acababan de recibir en el año 2001 el premio Pritzker, entre otros proyectos, por la intervención realizada en la Tate Moderm en Londres. Una intervención que posee algunas similitudes con su proyecto para el CaixaForum Madrid.
Este nuevo centro de exposiciones se levanta en un lugar privilegiado de la capital, junto al Paseo del Prado y enfrente del Jardín Botánico, uniéndose así al llamado Salón del Prado con una extensa oferta cultural formada por el Museo del Prado, el Museo Thyssen-Bornemisza, el Jardín Botánico, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y el CaixaForum Madrid. El solar elegido estaba ocupado por la antigua Central Eléctrica del Mediodía, que era uno de los últimos ejemplos de la arquitectura industrial de la zona, y por una antigua gasolinera, que ya estaba desubicada con la nueva proyección cultural que sería impulsar.
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Una de las primeras decisiones tomadas por los arquitectos del estudio suizo fue derribar la gasolinera y crear en su lugar una gran plaza de acceso al centro que, a la vez, servía para unir el proyecto al Paseo del Prado y vincularlo visualmente con el Jardín Botánico. Al demoler esta gasolinera se dejaba al descubierto una gran medianera. Un problema que los geniales arquitectos convirtieron en ventaja situando en la medianera el primer jardín vertical de la capital madrileña, diseñado por el artista y botánico Patrick Blanc, un jardín que además de ayudar a unir visualmente el proyecto con el Salón del Prado y el Jardín Botánico, también se convierte en la imagen del centro expositivo y en un hito dentro de la ciudad que atrae a los viandantes hacia su interior.
Una vez tomada esta decisión, solamente queda el espacio de la central eléctrica para levantar el centro de exposiciones, y aquí se encuentran con el segundo problema que, gracias a su imaginación y sabiduría arquitectónica, logran convertir en ventaja para realizar un proyecto y unos espacios mucho mejores. Y es que, con la normativa de Madrid muchas veces resulta demasiado complicado construir y modernizar el centro. En este caso, al ser una de las últimas construcciones de arquitectura industrial conservadas, las fachadas de la central eléctrica estaban protegidas y se debían de mantener. Hecho que se aceptó y que utilizaron a su favor. Mantuvieron la carcasa de ladrillo, vaciando todo el interior y quitando el zócalo, elevando así el edificio sobre una nueva plaza cubierta haciendo que el centro de exposiciones parezca flotar en el aire. Esta plaza cubierta la unieron a la plaza exterior creada tras la demolición de la gasolinera, creando así un espacio público totalmente fluido que invade el CaixaForum dividiéndolo en dos mundos, uno sobre rasante donde se sitúan todas las salas de exposiciones, una librería, una cafetería y las oficinas, con otro mundo bajo rasante donde se encuentra el auditorio, algunas plazas de aparcamiento y otros servicios. Dos mundos separados por un gran espacio público y que también se diferencian interiormente con los materiales utilizados y el ambiente creado, siendo el mundo superior blanco y luminoso, y el enterrado oscuro y recubierto de madera.
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En una de las últimas entrevistas realizadas a Jaques Herzog después de su última visita a Madrid, el arquitecto suizo decía que el estilo arquitectónico no es importante, que se trabaja para las personas y no para el estilo. Este proyecto es un muy buen ejemplo para corroborar estas palabras ya que se trabajó con una idea acorde al lugar, se analizaron los problemas y se resolvieron creando espacios para las personas mejorando sustancialmente el lugar que inicialmente se les había dado. El edificio del CaixaForum es un ejemplo de que la arquitectura, la buena arquitectura, mejora las ciudades y los espacios. No es necesario hacer edificios grandilocuentes o espectaculares, únicamente creando una plaza de acceso, colocando un jardín vertical en la medianera que actúe como reclamo y elevando el edificio para situar una plaza cubierta es suficiente para mejorar un lugar. Únicamente con un buen análisis del lugar y tomando las decisiones adecuadas para mejorarlo es suficiente para realizar una buena arquitectura. Y es que como decía Mies Van der Rohe “Menos es más”.
Con estos gestos arquitectónicos de carácter urbano y escultórico se resuelven problemas como la estrechez de las calles colindantes, la localización de la entrada y la identidad arquitectónica de la institución.

La arquitectura es sencilla si se sabe lo que se está haciendo.

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El espacio requerido para el centro de exposiciones era superior al que poseía la antigua central eléctrica, por lo que se crearon dos plantas más revestidas con un acero corten rojo agujereado en sintonía con el ladrillo rojo de la carcasa conservada. Se elevó la edificación hasta la altura del jardín vertical de tal modo que en la plaza se creara un triedro de planos en rojo, verde y gris que provoca un efecto de cierre espacial. Se crea un volumen de aire que atrae la mirada y los pasos de los espectadores. Se crea un imán arquitectónico. Un imán que nos atrae desde el Paseo del Prado, que nos anima a llegar hasta la plaza para después ser el volumen flotante de la antigua central eléctrica el que nos atraiga hacia su interior y comprobar si de verdad está flotando en el aire, descubriendo un mundo oscuro de pliegues y reflejos brillantes en el que nos adentramos y que nos lleva hasta la entrada del edificio, una entrada situada en el techo y por la que accedemos verticalmente a través de una espectacular escalera con forma de caracol poligonal.
CaixaForum Madrid-06CaixaForum Madrid-05CaixaForum Madrid-02CaixaForum Madrid-03CaixaForum Madrid-14Una vez dentro del CaixaForum nos encontramos un deambulatorio vertical, de acceso libre, que tiene como protagonista principal una bellísima escalera que une todos los espacios y los dos mundos.
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