FOTOGRAFÍA Editorial RM
La obra muestra el universo personal del arquitecto ganador del premio Pritzker 1980, a través del inmueble que representa su periodo más creativo, introspectivo y original.
"Tratamos de mostrar la importancia y vigencia de la casa más significativa de México, por lo menos en el siglo XX. (…) Es toda una lección de habitar, de lograr que hechos cotidianos como comer, conversar, trabajar, leer, tuvieran la mayor riqueza, profundidad y belleza posible", explica Juan Palomar, autor del ensayo 'La casa de Luis Barragán: dispositivo para la epifanía'.
Construida en 1947, en los números 12 y 14 de la calle Gral. Francisco Ramírez, colonia Daniel Garza, en el Distrito Federal, la fachada austera pasa inadvertida.
"El rechazo a la planta libre sirvió a Barragán para explorar una serie de soluciones espaciales distintivas que aparecerán en su casa y serán recurrentes en su obra posterior a 1948. Un ejemplo es el cambio drástico de alturas y en la articulación del espacio", enfatiza Daniel Garza Usabiaga, en su ensayo 'Antecedentes de la casa de Tacubaya'.
Por su parte, Armando Chávez Cervantes, presidente de la Fundación de Arquitectura Tapatía Luis Barragán, señala que esta casa "muestra el universo personal del arquitecto, un mundo donde rescata y reinventa con originalidad y maestría un nuevo vocabulario de formas, texturas y colores para lograr un espacio fluido y continuo del interior con el exterior".
En 2004 la casa fue reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo de la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
Un techo de papel
Editorial RM, la Fundación de Arquitectura Tapatía Luis Barragán y la Fundación BBVA Bancomer publican La casa de Luis Barragán: un valor universal.
El libro, de 211 páginas, incluye tres ensayos de expertos en la obra de Barragán: el doctor en historia y teoría del arte, Daniel Garza Usabiaga, el arquitecto Juan Palomar y el doctor en antropología Alfonso Alfaro. Además, se reproduce el discurso pronunciado por Barragán en la aceptación del premio Pritzker.
Para ilustrarlo, se recuperaron numerosos documentos e imágenes inéditas; el registro fotográfico del inmueble estuvo a cargo de los hermanos Gerardo y Fernando Montiel Klint (Klint & Photo), y el jardín fue captado por Pablo López Luz.
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