Escritor de la columna Trazos urbanos (Foto: Obras)
En Latinoamérica muchos están más interesados en lo que ocurre en Tokio, Londres o Nueva York, que en Sudamérica, por lo que se desconoce a figuras como Niemeyer. A esto hay que agregar que el brasileño es comunista.
El arquitecto participó en el edificio del Ministerio de Educación y Salud (1936), en Río de Janeiro; en el pabellón de Brasil (1939) de la Feria mundial de Nueva York; en el edificio Copán (1951-57) y en el parque Ibirapuera (1954), en São Paulo; y en la Plaza de los Tres Poderes (1960), en el palacio de la Alborada (1958) y en el Itamaraty (1964-70), en Brasilia.
Curiosamente, las primeras publicaciones sobre su trabajo fueron en Nueva York, Londres y Berlín. Incluso, fue invitado al proyecto para la sede de la ONU, coordinado por Le Corbusier.
Acosado por los gobiernos militares de su país, Niemeyer se exilió en Francia en 1972. La sede del Partido Comunista (1965) y la Bolsa de Trabajo (1980) en París, la Casa de la Cultura (1982) en Havre y las oficinas de Mondadori (1975) en Milán fueron de sus obras importantes en Europa. A su regreso a Brasil construyó el Memorial de América Latina (1988), en São Paulo, y el Museo Niteroi (1991), en Río.
Ganador del Premio Pritzker, todavía es desconocido por muchos arquitectos, pese a que para celebrar sus 100 años L’architecture d'aujourd'hui y Arquitectura & Vivienda le dedicaron monografías. Es curioso, Niemeyer fue minimalista cuando el término todavía no se usaba, y muchos aún no se han enterado.
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