Arquitectura para vivir


El Museo Guggenheim de Nueva York elogió ayer el 50º aniversario del inicio de su brillante edificio en espiral diseñado por el arquitecto estadounidense Frank Lloyd Wright (Richland Center, Wisconsin, 1867-Phoenix, 1959). El museo de Bilbao se sumó al festejo con la apertura de una exposición brindada a su obra, resumida en 63 proyectos de un largo recorrido profesional de 70 años. Dibujos, planos, maquetas únicos y de nueva creación, fotografías y vídeos de animación renacen el talento de un creador de áreas a la medida de quienes iban a ocuparlos. “Wright pretendió aunar a los seres humanos, los edificios y la naturaleza en una simpatía física y espiritual”, destaca Margo Stipe, miembro del equipo de siete comisarios que han establecido la exposición.

Wright fue desde los primeros años de su carrera un experto en el diseño de viviendas unifamiliares, poco apegado a los inmuebles en entornos urbanos. Aún así, su trabajo incluyó los edificios para uso público, oficinas y centros de trabajo, hoteles, templos religiosos, planes urbanos y espacios para el arte, como el Guggenheim y los que diseñó para un gran complejo cultural en Bagdad, que no llegó a edificarse.

Las viviendas de Wright se adecuaban a los nuevos tiempos, estableciendo espacios para la convivencia familiar, siempre en conexión con el entorno natural. Su famosa Casa de la cascada, edificada en los años treinta en Pensilvania, presenta la “arquitectura orgánica” que aspira a fundirse con el paisaje.

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