Rogier van der Heide realizó los proyectos del Museo de Ciencia de Londres y el puente Sheikh Zayed de Abu Dhabi.
FOTOGRAFÍA Alfredo Pelcastre/Mondaphoto
De visita en México, donde participó en la Expo Lighting America, el diseñador holandés conversa con Obras
sobre la iluminación, ese interesante hacer que hoy es un negocio
creciente, pero cuyo futuro, considera, gira en torno al bienestar de
las personas más allá de los edificios.
Multipremiado por sus diversos trabajos –ha
recibido el Edison Award of Excellence, dos veces el Edison Awards of
Merit, tres veces el International Illumination Design Awards, entre
otros–, Van der Heide opina que el objetivo es "crear un ambiente vital
que no canse".
Cuando entras a un espacio, explica, y hay una
buena iluminación "te sientes bien, estimulado, seguro porque puedes ver
alrededor, cómodo, más relajado". En el caso de los espacios
exteriores, por ejemplo, edificios históricos, iluminación y color son
una herramienta que, además de brindar belleza, "ayuda a contar la
historia del edificio, o simboliza algo específico".
El también Premio de Arquitectura
Británica del Royal Institute, que trabaja desde 2010 para Philips,
dice que la intención del color es sugerir; "trato de entender qué color
es el correcto para ese espacio, contexto y proyecto determinado".
Para este experto en iluminación, cuyo color
favorito es el azul, las tonalidades más adecuadas para ambientes
violentos son ámbar, porque pueden contrarrestar estados propicios para
la agresión .
"Si usas azul, tus niveles de melatonina, la
hormona que te hace sentir soñoliento y relajado, bajan, lo que
significa que las personas se mantienen alertas y quizás un poco
agresivas", explica.
Actualmente, el diseñador holandés no tiene trato
directo con clientes, pero si tuviera que convencer sobre los beneficios
de una buena iluminación, mostraría su trabajo en los centros
comerciales de Asia, "donde se ha ahorrado 30% de energía; las escuelas
donde los niños, gracias a una mejor iluminación, tienen desempeños 25%
mejores".
Además hay una parte casi milagrosa: "En los
centros comerciales, una buena iluminación te ayudaría a vender mejor;
en los hospitales, a curar más rápido, y en las calles, a caminar
seguro".
Sobre la tecnología para ahorro de energía, Van
der Heide menciona las ventajas de las lámparas LED en diseño: son una
fuente pequeña de luz, se colocan en lugares secretos, duran mucho, no
necesitan mantenimiento y tienen muy buenas propiedades ópticas; lo que
se traduce en "muchas posibilidades y libertad creativa", apunta Rogier.
Inversión redituable
Los beneficios económicos de un buen diseño son muchos, afirma, claro que no todos son medidas en números, dólares o pesos, pero hay beneficios casi "milagrosos": si tienes buena iluminación en una tienda, por ejemplo, "tal vez las personas van a querer permanecer más tiempo ahí, y eso se traduce en mucho más".
Los beneficios económicos de un buen diseño son muchos, afirma, claro que no todos son medidas en números, dólares o pesos, pero hay beneficios casi "milagrosos": si tienes buena iluminación en una tienda, por ejemplo, "tal vez las personas van a querer permanecer más tiempo ahí, y eso se traduce en mucho más".
Van der Heide explica que el diseño de iluminación se percibe como algo nuevo "porque la posibilidades se están expandiendo".
Ahora sucede "que todo es más profesional; hay más
negocios, agencias, oficinas, despachos, y más posibilidades para
programar y controlar luz y color, hacer escenarios para hoy, mañana y
los años que vengan. No hay límite".
Un futuro luminoso
Para el diseñador holandés, hablar del futuro ha impedido mirar el presente, y al final, la mayor parte de los bocetos que han tratado de adivinar las ciudades de hoy, no se acercan a lo que somos. A pesar, de ello acepta jugar al oráculo.
En el futuro, predice, "habrá más productos de
iluminación creados en conjunto entre arquitectos, diseñadores y
fabricantes", por lo que éstos tendrán más beneficios y harán crecer más
rápido el mercado. En el caso de los productos LED, precisa,
continuarán diversificándose y tendrán tareas específicas.
Con base en su experiencia, el diseñador augura una "fusión" entre los involucrados en la creación de edificios.
Rogier van der Heide se prepara para dictar una
conferencia en la Expo Lighting America. Enfundado en el color negro, lo
que destaca la luz de su rostro, entra a escena. Ahí, amplía la visión
sobre el futuro del diseño de iluminación.
"A pesar de que una ciudad muy iluminada parece
representar poder, eso no es sustentable", por lo que "hay una visión
cultural en la ciudad que debe cambiar y buscar la sutileza en lugar de
toda esa brillantez y escándalo" que prevalece en las ciudades en
crecimiento, comenta.
Para él, el futuro es un "trabajo en equipo y un
cambio en el papel que jugamos; ya no sólo los fabricantes tienen que
hacerlo; el trabajo en conjunto va a dar un diseño luminoso y soluciones
más importantes y trascendentes para todos".
Se debe tener estrategias que hagan la diferencia,
"y una diferencia significativa, no un parche aquí y allá; hay que
afrontar los retos globales en salud, pobreza, educación, movilidad;
ésas son cuestiones donde la luz también juega un papel".
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