David Zwirner en Nueva York,
se basa en una pieza blanca con una iluminación suavizada que permite
al espectador presenciar una sensación diferente, una nueva dimensión,
un espacio vacío.
Ésta obra, la cuarta de Wheeler llamada “entorno infinito“, tiene la particularidad de fusionar la luz con el espacio, en donde la iluminación se apropia de los sentidos.
Más información, después de este Salto.
La iluminación juega un rol fundamental en esta instalación, pues hace desaparecer la arquitectura a través de una luz tenue que inunda el espacio. Cubierto en su totalidad con pintura blanca brillante para que la iluminación irradie, la habitación lleva al espectador hacia la ampliación de las dimensiones y la luz resplandeciente que se proyecta desde más allá de los límites.
El ambiente que se crea es nulo, en el cual la forma deja de existir, presenciando el vacío y creando un espacio de sensación que te conecta a un aire solemne desde el momento en que se cruza el umbral.
Como la entrada sensorial te inserta en un nuevo plano, los sentidos aumentan, recibiendo a la luz como un lugar de santidad y la monumentalidad. En este espacio amorfo, la luz se desplaza gradualmente, bañando cada centímetro de nuestro campo visual con los tonos suaves de las luces.
En esta instalación, está unificado el espacio y la luz de tal manera que las personas puedan sentirse de una manera que normalmente no se puede: flotando en el aire.
La reciente instalación SA MI 75 DZ NY, que diseño Doug Wheeler’s en la galería de Ésta obra, la cuarta de Wheeler llamada “entorno infinito“, tiene la particularidad de fusionar la luz con el espacio, en donde la iluminación se apropia de los sentidos.
Más información, después de este Salto.
La iluminación juega un rol fundamental en esta instalación, pues hace desaparecer la arquitectura a través de una luz tenue que inunda el espacio. Cubierto en su totalidad con pintura blanca brillante para que la iluminación irradie, la habitación lleva al espectador hacia la ampliación de las dimensiones y la luz resplandeciente que se proyecta desde más allá de los límites.
El ambiente que se crea es nulo, en el cual la forma deja de existir, presenciando el vacío y creando un espacio de sensación que te conecta a un aire solemne desde el momento en que se cruza el umbral.
Como la entrada sensorial te inserta en un nuevo plano, los sentidos aumentan, recibiendo a la luz como un lugar de santidad y la monumentalidad. En este espacio amorfo, la luz se desplaza gradualmente, bañando cada centímetro de nuestro campo visual con los tonos suaves de las luces.
En esta instalación, está unificado el espacio y la luz de tal manera que las personas puedan sentirse de una manera que normalmente no se puede: flotando en el aire.
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