Si se muestra a un hombre la foto de una mujer atractiva, podría empezar a jugar al blackjack de forma más arriesgada. Si es una mujer real y hermosa la que le está mirando, podría cruzar la calle con el semáforo en rojo. Dichas exhibiciones de agilidad y bravuconería son el equivalente en el comportamiento humano de atributos físicos como la cornamenta en los animales. «Aparéate conmigo», es la señal que envían los hombres a las mujeres. «Puedo enfrentarme a los peligros para defenderte a ti y a los niños», parece que quieren decir.
Al menos eso afirma Lei Chang, de la Universidad China de Hong Kong. Con colaboradores de la misma universidad y de la de Hebei, también en China, Chang quiso averiguar si el armamento y la parafernalia militares tienen el mismo valor de seducción que la cornamenta, los cuernos y el comportamiento arriesgado, en cuanto a favorecer a los guerreros frente a los no combatientes en la competición por encontrar pareja. Los investigadores especularon también sobre la guerra. Al violar y saquear, los ejércitos se asemejan a los chimpancés en ataques sexuales intergrupales. ¿Podría ser que la guerra estuviera impulsada por la oportunidad que ofrece a los machos de fecundar a las hembras, quieran estas o no?
Para abordar esas cuestiones, Chang mostró a un grupo de hombres una serie de fotografías de mujeres y comprobó los efectos de dichas fotos sobre las actitudes de los mismos con respecto a la guerra y sobre sus procesos cognitivos relacionados con la contienda. Como infoman Chang y sus colaboradores en el número del 23 de marzo de Personality and Social Psychology Bulletin en línea, pidieron a los hombres que valorasen su acuerdo con respecto a diversas afirmaciones favorables a la guerra. Las respuestas demostraron una correlación positiva entre ver fotografías de rostros atractivos y aprobar afirmaciones que defienden la guerra. Esta correlación no se encontró al mostrar fotografías de rostros de mujeres no atractivas. Asimismo, no se observaron efectos relacionados con la guerra al mostrar a mujeres las fotografías de hombres, ya fuesen atractivos o no.
Los autores concluyen que cualquier relación entre la guerra y el apareamiento en los varones constituye, probablemente, un resto evolutivo de la época previa a Homo sapiens, lo cual explicaría por qué, desgraciadamente, siguen produciéndose violaciones y saqueos.
Artículo publicado en Investigación y Ciencia nº 420, su autora es Rebecca Coffey.
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