Arquitectura: Gilberto L. Rodríguez, Enrique Salas, Tomas Güereña, Felipe González
Ubicación: Monterrey, Nuevo León, México
Año: 2009
Área Proyecto: 992 m2
Fotografía: Jorge Taboada
Ubicación: Monterrey, Nuevo León, México
Año: 2009
Área Proyecto: 992 m2
Fotografía: Jorge Taboada
Nuestro proyecto se encuentra localizado en un terreno de 1,600 m2, el cual cuenta con un desnivel importante. La naturaleza ascendente del predio presentaba cierta dificultad en términos de acceso, pero a la vez brindaba grandes posibilidades en términos visuales, al encontrarse en un plano superior con respecto a la calle.
Una
reja con diseño semiabierto delimita el jardín de acceso al nivel de la
calle, el cual contiene dos grandes encinos que proveen de privacidad a
la piscina, situada en un nivel superior y la cual cuenta con un
rebosadero perimetral a fin de conseguir el efecto “sin fin”, abriéndose
en el sentido de las vistas y consecuentemente de la calle.
Un
gran muro de contención de concreto aparente define al área de piscina y
jardín, aportando al proyecto una solidez visual muy acorde a su
naturaleza de basamento de la casa. El resto de las fachadas fueron
resueltas en base de una combinación de piedra volcánica, madera de ipe,
aplanados blancos y acero.
Subiendo
por la gran escalinata de acceso, el visitante de pronto emerge en el
jardín, para encontrarse con la puerta principal, donde un amplio
vestíbulo lo recibe teniendo como remate un muro de hoja de plata y una
pieza escultórica a base de raíces de coco, acero y rocas.
Una
vez dentro, la sala de estar combina la sencillez del mármol blanco, la
madera obscura y la hoja de plata para lograr un efecto de sobriedad,
elegancia y calidez. Tanto la sala como el comedor y la estancia
familiar cuentan con una gran apertura hacia el jardín, con la intención
de inundar de luz natural los espacios, pero a la vez lograr una gran
comunicación visual entre las distintas áreas de la casa, siempre con un
sutil juego de niveles que le brindan al proyecto interés y adaptación a
la topografía.
Finalmente,
una vez en la planta familiar, la cual es articulada mediante un largo
pasillo, se tiene acceso a un segundo jardín, menos formal y mas
recreativo, localizado en la parte más alta del terreno.
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