Uno de los problemas con los que se encuentra el espectador la primera vez que ve 2001: una odisea del espacio
es la dificultad para comprender el sentido de muchos de los elementos
del argumento. La película está narrada de forma muy abstracta y tiende a
dejarnos con muchas dudas pendientes una vez concluye el metraje. ¿Qué
son los monolitos negros? ¿Por qué se rebela el ordenador HAL 9000? ¿Qué
es la extraña habitación de hotel que aparece al final del film? ¿Por
qué el astronauta Dave Bowman se transforma en un feto? El propósito del
presente artículo es ayudar a entender todos estos asuntos, paso a
paso, y siempre como una forma de animar al lector a disfrutar de un
film que, sí, es difícil, pero que también puede convertirse en una
magnífica experiencia si se sabe cómo interpretarla. Este artículo es el
complemento de otro sobre las claves artísticas de la película.
Espero que entre ambos textos pueda ofrecer una visión bastante global
del film, al menos esa es la modesta intención con que los he escrito.
También cabe aclarar que aquí nos centraremos en el argumento de la
película de Stanley Kubrick; aunque la novela de Arthur C. Clarke tiene un argumento prácticamente idéntico, existen algunas pequeñas diferencias.
Dos líneas argumentales
El guión de 2001 presenta dos tramas:
una principal y otra secundaria. La una es realmente independiente de la
otra, desde un punto de vista dramático. Podrían existir por separado,
como dos historias paralelas.
La trama principal narra historia de la
evolución humana a lo largo de varios millones de años; una evolución
que en la película es dirigida por algún tipo de inteligencia
extraterrestre cuya naturaleza no se especifica en ningún momento. El
instrumento que esta inteligencia utiliza para “manipular” a la raza
humana es el célebre monolito negro. Aparecen cuatro monolitos a lo
largo del film, con funciones distintas cada vez. Analizaremos la trama
principal dividiéndola en cuatro partes, usando la aparición de cada uno
de lo cuatro monolitos como hito argumental.
La segunda trama es la historia del
ordenador HAL 9000 y su rebelión frente a sus creadores. Esta subtrama
gira también en torno al concepto de la evolución y la inteligencia,
pero como ya hemos dicho no tiene realmente relación con la trama
principal, más que de una manera puramente tangencial. La subtrama de
HAL es un “accidente” que sucede dentro de la trama principal pero que
no afecta su curso. Pero empecemos desgranando la trama principal:
El primer monolito: ingeniero de la inteligencia humana
Lugar y tiempo: 2001 comienza
en las planicies de África hace varios millones de años. Un clan de
cavernícolas prehumanos intenta sobrevivir en unas condiciones bastante
penosas. Comen los pocos hierbajos que pueden encontrar en el desolado
paisaje, hierbajos que para colmo han de compartir con una manada de
tapires que habita la misma zona. La única fuente de agua del clan —un
simple charco— les es arrebatada por un clan rival. Por si fuera poco,
este desdichado clan vive permanente amenazado por un leopardo que
domina la región y que de vez en cuando caza a alguno de sus miembros.
En resumen: este grupo de homínidos padece hambre, frío y miedo, y
parecen condenados a una segura extinción.
Un buen día aparece ante los
cavernícolas un monolito de piedra negra. Al principio les provoca
miedo, luego curiosidad, y más tarde aprenden a ignorar su presencia
porque el monolito aparece completamente inerte. Pero sin que ellos lo
sepan, sus mentes están siendo manipuladas por la losa negra. Ese
monolito tiene la función de alterar sus cerebros e introducir en ellos
nuevos conocimientos que les ayuden a sobrevivir y evolucionar. Uno de
esos conocimientos, el más básico, es el uso de herramientas.
Poco después de la aparición del
monolito, vemos a uno de los cavernícolas contemplando el esqueleto de
un animal. Parece reflexionar sobre lo que tiene delante, como si
estuviese viéndolo desde una nueva perspectiva. Hay algo nuevo en
aquellos huesos. Algo que hasta entonces ni él ni ninguno de sus
congéneres habían visto. Los huesos que hay tirados por el suelo pueden
ser usados. El cavernícola coge el más robusto de los huesos y
empieza a golpear el esqueleto; primero con precaución, más tarde con
fuerza, hasta que termina consumido por un frenesí violento. Este
cavernícola acaba de descubrir el primer arma —la primera herramienta—
de la historia. O dicho de otro modo, acaba de aparecer el primer ser
humano sobre la faz de la tierra.
Gracias al uso del hueso —o de
herramientas similares como palos o piedras— el clan que estaba a punto
de extinguirse descubre que puede cazar a los tapires con los que
convive y comérselos. Así que sus problemas de hambre han terminado.
También gracias a sus armas pueden atacar al clan rival y recuperar el
charco de agua, lo que soluciona también sus problemas de sed. Y
deducimos que serán capaces incluso de defenderse del peligroso
leopardo. Los miembros del clan ya no son prehumanos indefensos; ahora
son humanos armados. El monolito les ha hecho dar un salto evolutivo que
les ayudará no sólo a sobrevivir en el momento, sino a multiplicarse
para terminar dominando la Tierra.
El segundo monolito: el centinela
Siglo XX. Varios millones de años
después de las escenas iniciales que tienen lugar en África, el ser
humano está colonizando la luna. Los astronautas norteamericanos
descubren allí un campo magnético extraño y al excavar para averiguar la
causa descubren un monolito negro enterrado bajo la superficie lunar.
Asombrados por el descubrimiento, lo ocultan a la opinión pública y
aíslan su colonia para mantener el hallazgo en secreto. Propagan el
rumor falso de que el verdadero motivo de la cuarentena en su colonia
lunar es la aparición de una extraña infección.
Los norteamericanos no saben qué es
exactamente el monolito, pero sí sospechan que su origen es artificial
pues además de su forma perfectamente rectangular, el estado de la
excavación indica que fue enterrado a propósito. Lo contemplan con el
mismo asombro e incomprensión que el clan de cavernícolas contemplaba el
primer monolito en épocas prehistóricas. Mientras se discute si es
conveniente o no dar a conocer el hallazgo, el equipo de astronautas
aprovecha para hacerse unas fotografías junto al extraño artefacto, en
lo que todos saben que constituye un acontecimiento histórico. Es la
primera prueba de la existencia de inteligencias alienígenas. Pero algo
ocurre mientras hacen las fotos.
Cuando la luz solar incide en el
monolito por primera vez desde que fue enterrado, la losa negra emite
una fortísima señal de radio. La señal se filtra por los receptores que
cada astronauta lleva en su casco, creando un chirrido dolorosamente
insoportable. El monolito es una alarma. Tiene la función de enviar una
señal a sus creadores en el preciso momento en que ha sido desenterrado,
como aviso de que los seres humanos han evolucionado lo suficiente como
para haber desarrollado el vuelo espacial y las tecnologías necesarias
para localizar el monolito y sacarlo a la luz.
Los norteamericanos no saben muy bien
qué ha ocurrido, pero sí saben que la señal del monolito estaba dirigida
exactamente hacia Júpiter. Así pues, deciden preparar una costosa
expedición al gigante gaseoso. La nave Discovery empieza un
viaje que durará años para descubrir qué es lo que hay allí y quién es
el destinatario de la extraña señal de radio. Eso es exactamente lo que
los creadores del monolito querían que los humanos hagan; quieren que
los seres humanos se acerquen a Júpiter. El monolito lunar no sólo es
una alarma, sino también un señuelo que atrae a los terrícolas hacia
allí.
El tercer monolito: la puerta de las estrellas
La nave Discovery llega a las
inmediaciones de Júpiter. Tras una serie de peripecias que describiremos
en el último apartado de este artículo (la rebelión de HAL 9000), sólo
uno de los astronautas, Dave Bowman, ha sobrevivido. Con la nave
prácticamente inservible y sin la posibilidad de esperar un rescate que
podría tardar años, Bowman localiza un monolito negro flotando en la
órbita de Júpiter. Sin duda, este monolito debe de ser el destinatario
de la señal emitida por aquel otro monolito hallado en la luna. Bowman
utiliza una pequeña cápsulas de exploración para salir de la Discovery y dirigirse hacia el monolito. Quiere observarlo de cerca.
Pero cuando la cápsula se aproxima al
monolito algo extraño sucede: un insondable abismo se abre ante un
atónito Bowman, mientras la cápsula parece acelerar a un ritmo
inconcebible. Abrumado por la velocidad y por momentos casi a punto de
perder la consciencia, el astronauta contempla lejanos rincones del
cosmos y mundos misteriosos. Su pequeña cápsula ha sido absorbida por el
monolito y lanzada a un alucinante viaje a través del universo. El
tercer monolito, el que orbitaba en torno a Júpiter, es una puerta para
viajar al infinito.
El cuarto monolito: ingeniero de una nueva inteligencia
El alucinante viaje de Bowman termina
bruscamente y su destino final es todavía más sorprendente, pero no por
su extrañeza sino por su inesperada familiaridad. La cápsula ha
aparecido en una especie de habitación de hotel. Se escuchan algunos
sonidos extraños, algo que podría ser interpretado como voces que
parecen venir del exterior, pero cesan rápidamente y todo queda en
silencio.
Dave Bowman está solo en una extraña
habitación de hotel. La habitación está construida según parámetros
humanos y está obviamente destinada a que la habite un ser humano, pero
hay algo extraño en su diseño. No parece “auténtica”. Es como una
imitación; demasiado artificiosa como para ser realmente una verdadera
suite de hotel. Sea lo que sea este lugar, está probablemente muy lejos
de la Tierra y no parece más que un simple decorado. No sabemos quién le
ha puesto allí o por qué, pero nos da la impresión que la suite es en
realidad como la jaula de un zoológico: quienes la han construido han
imitado superficialmente el hábitat de un ser humano y le proporcionan
comida, agua y ropa. Sin embargo, nunca se dejarán ver. No sabemos
quiénes son, o cómo son.
El astronauta está condenado a vivir en
esa suite durante el resto de su vida. En su soledad, el tiempo
transcurre lentamente y de manera extraña. En ocasiones le parece
contemplar el futuro: se ve a sí mismo mucho más viejo de lo que es
ahora, pero no sabemos si esas visiones son reales o una mera invención
de su mente. ¿Es que el aislamiento y las extrañas experiencias vividas
le hacen tener alucinaciones, es su memoria la que le juega malas
pasadas, o es que realmente la suite produce extraños fenómenos
temporales? No conocemos la respuesta, pero sea como sea, la respuesta
es indiferente. Lo realmente importante es que Dave Bowman nunca va a
salir de allí.
Envejece hasta el día en que, tendido en
la cama, le llega la hora y empieza a agonizar. Es entonces cuando
aparece ante él un monolito negro, que se alza a los pies de su cama,
majestuoso e inerte. Bowman, a punto de morir, lo señala como queriendo
decir algo. En ese mismo momento, el Dave Bowman humano desaparece y
sobre la cama aparece un fantasmagórico embrión. El monolito ha
transformado a Bowman, como millones de años atrás un cavernícola fue
transformado por otro monolito idéntico. Bowman ya no es un ser humano,
sino el primer individuo de una nueva especie. Un nuevo tipo de entidad
que ya no está sujeta a la esclavitud del cuerpo físico y que puede
viajar a su antojo por el universo. Es el Niño de las Estrellas.
Al igual que el cavernícola empezó a
practicar el uso de herramientas golpeando un esqueleto con un hueso, el
Niño de las Estrellas practica sus nuevas habilidades viajando hasta la
órbita de la Tierra. Ya no es Dave Bowman, pero sabe que proviene de
Dave Bowman, que ha evolucionado a partir de un ser humano, y siente
curiosidad por visitar el planeta de origen de la raza humana. Contempla
la Tierra con mirada curiosa. Después se gira hacia la cámara y con la
misma curiosidad el Niño de las Estrellas nos contempla a nosotros, los
espectadores, los seres humanos que aún habitamos la Tierra en nuestra
forma primitiva.
La evolución se ha completado finalmente. Fin.
La rebelión de HAL 9000
Aparte de la trama principal de la
evolución humana que acabamos de resumir, un episodio del film narra una
subtrama centrada en el ordenador HAL 9000, encargado de supervisar la
nave Discovery. Esta historia secundaria reflexiona sobre el
origen y naturaleza de la inteligencia y la identidad. ¿Puede una
computadora tener identidad y sentimientos, puede tener un “alma”?
HAL 9000 es un ordenador perfecto. No
puede cometer fallos. Fue creado como un cerebro artificial y de hecho
se le educó de manera similar a un niño, sólo que de manera mucho más
rápida y precisa, porque sus circuitos no pueden equivocarse en un
cálculo. Esa precisión hace que le hayan puesto a cargo de las funciones
vitales de la nave Discovery. Ni los astronautas ni quienes le
han diseñado pueden responder realmente a la pregunta ¿tiene HAL
sentimientos? Nadie lo sabe. El ordenador ha sido programado para hablar
y expresarse como si los tuviera, pero la existencia real de esos
sentimientos es algo que no se puede comprobar, aunque sus creadores
tienen a pensar que sí los tiene.
Y sí, los tiene. HAL 9000 siente orgullo
de sus propias capacidades. Además, tiene un objetivo único en la vida,
que le obsesiona: lograr que la misión Discovery tenga éxito.
Eso es todo lo que a HAL le preocupa. No hay nada más importante para él
que la misión. Su existencia se centra completamente en ello.
Pero hay un problema. HAL conoce el
verdadero objetivo de la misión, que es descubrir el destino de la señal
lanzada por el monolito descubierto en la luna e investigar el origen
alienígena de dicho monolito. Sin embargo los astronautas de la Discovery
no conocen ese objetivo: se les ha ocultado la verdad para evitar
filtraciones o para quitarles presión psicológica. Sólo les será
revelado el verdadero objetivo de la misión cuando lleguen a Júpiter,
mediante un vídeo explicativo. Así pues, HAL ha de ocultarles esta
información a los astronautas. Pero entonces a HAL, que es perfectamente
capaz de pensar por sí mismo, se le presenta un dilema con el que sus
programadores no habían contado:
- La misión es lo más importante y conocer el verdadero objetivo de la misión es fundamental para su éxito.
- Los astronautas no conocen el verdadero objetivo de la misión.
- Si los astronautas no conocen el verdadero objetivo, podrían tomar decisiones equivocadas y hacer fracasar la misión, algo que HAL no puede permitir porque para él la misión es lo más importante.
- La única forma de que los astronautas no estropeen la misión por causa de desconocer el objetivo es comunicándoles cuál es el verdadero objetivo.
- HAL tiene órdenes de ocultar el verdadero objetivo a los astronautas, ese es el plan de misión.
- Si HAL decide comunicar a los astronautas el verdadero objetivo, estará desobedeciendo a sus creadores y saliéndose del plan previsto, por tanto haría peligrar también la misión.
- HAL se ve obligado a elegir entre permitir la ignorancia de los astronautas (lo cual pone en peligro la misión) o paliar dicha ignorancia incumpliendo el plan previsto (lo cual también pone en peligro la misión).
- Conclusión: para salvar la misión, HAL no tiene opciones buenas, todas son aparentemente malas.
Así pues, para salvaguardar el éxito de
la misión, lo más importante de su vida, HAL se encuentra ante dos
alternativas que le parecen igualmente inciertas. Nosotros, desde fuera,
podríamos decir que la mejor alternativa sería dejar la misión tal y
como está prevista, confiando en la suerte y en el criterio de los que
la planearon. Pero HAL no lo ve así: él lo ve desde dentro y está
demasiado obsesionado con el éxito de la misión como para dejarlo al
azar o al criterio de humanos imperfectos. Tenga o no razón en sus
conclusiones, HAL se siente entre la espada y la pared. El dilema en el
que su mente se ve envuelta es un callejón sin salida y HAL cree que
haga lo que haga la misión estará en peligro. Ese conflicto irresoluble
hace que pierda el control de sí mismo. Es decir, ante la incertidumbre
de un problema que no sabe cómo resolver, HAL desarrolla una neurosis…
algo que le hace mucho más humano de lo que parecía en un principio,
porque todos los humanos sufrimos neurosis en un grado u otro. La
neurosis es consustancial a nuestra naturaleza, porque continuamente nos
enfrentamos a disyuntivas e incertidumbres sobre nuestra vida.
En los humanos las neurosis producen
sufrimiento, también pensamientos y conductas irracionales. La neurosis
de HAL 9000 tiene el mismo efecto sobre su mente. Consumido por una
lucha interna, empieza a manifestar síntomas neuróticos. Al igual que
los humanos pueden por ejemplo desarrollar síntomas de enfermedades que
antes no estaban allí, HAL da una falsa alarma diciendo que la antena
que comunica a los astronautas con la Tierra se ha estropeado. La avería
en realidad no existe, pero demuestra cuál el deseo inconsciente de
HAL: romper la comunicación entre sus creadores y los astronautas para
que solamente él pueda dirigir la misión. Es probable que no lo haga con
mala intención porque de hecho la decisión no le favorece: al fingir
una avería HAL se arriesga a destruir su propia reputación de perfección
si le descubren. Pero de todas sus malas opciones, ha tenido que elegir
una, ya sea como decisión consciente o dejándose arrastrar por las
emociones del momento. HAL quiere ser el único que controle la misión
porque es lo más importante en su vida. Pero la misión no es sólo suya.
Fingir que la antena se ha estropeado es una manera infantil de intentar
tomar ese control.
Cuando los astronautas Dave Bowman y
Frank Poole descubren que la avería era ficticia, se dan cuenta de que
algo no marcha bien en el cerebro de HAL. Se encierran en una cápsula
donde HAL no puede oírles y hablan de la necesidad de desconectar al
ordenador, porque sus repentinos fallos podrían hacer peligrar la nave y
las vidas de quienes viajan a bordo.
Y HAL no puede oírles… pero sí puede
leerles los labios. Sigue la conversación entre Poole y Bowman palabra a
palabra y descubre que planean desconectarle. Y entonces se siente
aterrado. Para HAL, la desconexión es el equivalente de la muerte. No
quiere morir. Ahora se enfrenta a un nuevo dilema porque se da cuenta de
que hay algo tan importante como la misión: su propia existencia.
Quieren desconectarle. Quieren matarle. Ahora se trata de
elegir entre la vida de los astronautas o la suya propia. HAL decide
defenderse. Finge una nueva avería de la antena para que Frank Poole
tenga que salir al exterior de la nave: una vez allí, el astronauta es
asesinado por HAL. El ordenador utiliza el control remoto de una cápsula
para golpear al astronauta y cortar el tubo que le proporciona oxígeno.
Poole muere en el espacio.
Dave Bowman no sabe muy bien lo que ha
ocurrido , lo interpreta como un accidente porque desconoce que HAL sabe
que planeaban desconectarle. Bowman decide salir en otra cápsula a
rescatar el cuerpo de Poole. Pero cuando quiere volver a entrar en la Discovery,
HAL no se lo permite. La computadora le dice: “sé que Frank y usted
planeaban desconectarme… y me temo que eso es algo que no puedo permitir
que ocurra”.
Repentinamente, Bowman entiende lo que
está pasando y es consciente de la delicada situación: la computadora
que dirige la nave se ha rebelado. Poole ha sido asesinado por HAL. Y
con toda seguridad —y de hecho así es— HAL habrá asesinado también al
resto de astronautas, que viajan en estado de hibernación para ahorrar
recursos.
Pero Bowman es un hombre de recursos y consigue entrar en la Discovery
usando una apertura de emergencia. Una vez dentro de la nave se dirige
hacia la estancia donde están los circuitos centrales del ordenador. En
esa sala es donde HAL tiene su cerebro, sus recuerdos, sus emociones, su
yo, su vida entera. Hal sabe que Bowman está yendo a desconectarle; el
ordenador entra en estado de pánico. HAL intenta excusarse,
justificarse, negociar… pero nada impide que Bowman siga adelante. El
astronauta empieza a desconectar los circuitos básicos de HAL, mientras
la computadora suplica que le perdone la vida y, presa del más absoluto
terror, dice cosas como “puedo sentirlo, mi mente se está yendo”. HAL
está siendo asesinado. Le oímos agonizar entre exclamaciones de
angustia.
Mientras su cerebro es desconectado y
sus funciones cerebrales superiores van siendo apagadas, HAL empieza a
perder la consciencia en un proceso acelerado de demencia. Va
retrotrayéndose a la infancia, hasta el punto de dejar de ser consciente
de dónde está. De repente cree estar hablando con su primer programador
y finalmente muere mientras canta Daisy, una canción infantil que le habían enseñado mientras le educaban. Este es el único momento verdaderamente dramático de 2001:una odisea del espacio
y está protagonizado no por un humano, sino por una máquina. El mensaje
está claro: la humanidad no reside en un espíritu inmaterial, sino en
la inteligencia. Una computadora podría ser tan humana como nosotros.
Cuando HAL es completamente desconectado
—es decir, cuando muere— la nave reproduce automáticamente el vídeo
donde se informa a los astronautas del verdadero objetivo de su viaje.
Dave Bowman descubre de repente que tanto HAL como sus difuntos
compañeros astronautas y él mismo son todos víctimas de una misma
mentira. Quienes planearon la misión confiaron más en una inteligencia
artificial que en la inteligencia humana y para ello decidieron mentir a
los astronautas humanos, pero hemos descubierto demasiado tarde que la
inteligencia artificial, ante una mentira, se enfrenta exactamente al
mismo tipo de dilemas morales o existenciales sin aparente solución. Es
decir: la inteligencia artificial también puede terminar siendo
neurótica y por lo tanto imperfecta. Los organizadores de la misión
cargaron a HAL con una responsabilidad y un peso psicológico excesivo.
Finalmente HAL se quebró bajo la presión y él, como quienes le rodeaban,
lo terminaron pagando con la vida. El ser humano no puede crear nada
mejor que él mismo.
Como se ve, las dos tramas paralelas de 2001
giran en torno al tema de la inteligencia. La película no tiene grandes
moralejas, como corresponde a un film cuya intención básica es
presentar una experiencia audiovisual, pero sí llega a algunas
conclusiones claras. Por ejemplo, la idea de que es la inteligencia lo
que nos hace humanos. En 2001, inteligencia y humanidad son
términos equivalentes. Eso no significa que el concepto “humanidad” sea
contemplado con benevolencia: de hecho el film hace continuo hincapié
sobre nuestras imperfecciones, incluso a través de las imperfecciones de
HAL —que no es propiamente humano pero sí una representación de lo que
la humanidad significa— y la condición defectuosa del hombre es
subrayada más todavía por la angelical perfección del Niño de las
Estrellas.
Lo que 2001 nos dice es que somos
humanos porque somos inteligentes, que la inteligencia es no sólo
nuestra característica constituyente sino también nuestra principal
herramienta, y que deberíamos intentar encontrar el mejor uso posible
para dicha inteligencia.
Y por qué no, un buen modo de empezar a hacer buen uso es ver —o volver a ver— 2001: una odisea del espacio. A ello.
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