¿Fallas en una prueba o metes la pata en un proyecto en el trabajo? La oportunidad más probable es que dejes que otros también fallen, a ver si eso te levanta el ánimo, sugiere un nuevo estudio.
"Esto es una de las más antiguas expresiones de un estereotipo de gente y de tener prejuicios: Nos hace sentir mejor con nosotros mismos", comenta Jeffrey Sherman, de la Universidad de California, Davis, que no participó en el estudio. "Cuando nos sentimos mal con nosotros mismos, podemos denigrar a otras personas, y eso nos hace sentir mejor con nosotros mismos."
Los psicólogos han considerado dos posibilidades acerca de por qué las personas que se sientan mal consigo mismos pueden mostrar más prejuicios que los que tienen gran confianza, Sherman señalaba al respecto: la baja autoestima aumenta las evaluaciones negativas que haces de los demás, o a tener menos predisposición para eliminar los prejuicios que ya están asentados.
No hay acuerdo entre ambos, sobre "por qué la gente, aun teniendo los mismos datos exactos crean argumentos totalmente distintos", señalaba Sherman, para él y su colega Thomas Allen, de la Univ. California-Davis, determinados a explicar ese "por qué", concluyen que, la baja autoestima aumenta la intensidad de los prejuicios negativos .
Ocultos perjuicios
Los investigadores prepararon un experimento para romper los egos de algunos de los participantes, y luego, comprobar la probabilidad de que mostraran prejuicios raciales.
A los 57 estudiantes les pasaron una prueba dificultosa de 12 preguntas que requerían pensamiento creativo. Nadie respondió a más de dos preguntas correctamente. Alrededor de la mitad de los participantes se les dio una calificación pésima y se les indicó que a la puntuación media era de 9, para que se sintieran mal consigo mismos. A los otros se les dijo que sus pruebas se clasificarían más tarde.
Después que completaran esa prueba visualizaron la pantalla de un ordenador, mientras se mostraban una serie de palabras positivas y negativas, y aparecían las fotos de rostros de color negro o blanco. En primer lugar, los participantes tenían que pulsar la tecla "E" de su teclado para cualquier cara de color negro o palabras negativas y la tecla "I" para las caras blancas o palabras positivas.
Luego se inviertieron los grupos donde los participantes tenían que pulsar una tecla para las caras de color negro o palabras positivas, y otra para las caras blancas o palabras negativas.
La idea trataba de que si los participantes tenían asociaciones negativas con la gente negra, encontraran la segunda tarea más difícil, y si había asociaciones negativas con los blancos, hallaran la primera prueba más difícil. Esto tendería a ser especialmente cierto cuando lo sujetos se sintieran mal consigo mismos.
Como era de esperar, los que se sintieron peor en la prueba de rendimiento mostraron más evidencias de un prejuicio implícito.
¿Por qué dañamos a otros?
Los investigadores, entonces, aplicaron los resultados a un modelo informático que procesaba cuatro factores que podrían ocurrir hasta llegar al resultado final, como podían ser el grado en que nuestros prejuicios se activaban en el cerebro, y si podemos superar estos sesgos. Descubrieron que las personas que se sentían mal sobre ellos mismos tenían más tendencia a mostrar prejuicios, no porque se hiciera menos probable que reprimieran los sentimientos que ya tenían, sino porque dichos sentimientos se activaron en mayor grado.
La diferencia es sutil pero importante, apuntó Sherman.
"Si el problema era que los sujetos estaban teniendo problemas para inhibir los prejuicios, es posible que intentaran influir en las personas para ejercer un mejor control", señalaba. "La cuestión es que nuestra mente deambula hacia los aspectos más negativos de los otros grupos.
Tal vez, "la forma de evitar esto pueda ser pensar en lo diferente de las otras personas. Cuando te sientes mal contigo mismo y te sorprendas a ti mismo pensando negativamente sobre otros grupos, recuérdate: "acabo de fallar en una prueba o algo así, por eso me siento así."
Esta investigación se detalla en la revista Psychological Science.
"Esto es una de las más antiguas expresiones de un estereotipo de gente y de tener prejuicios: Nos hace sentir mejor con nosotros mismos", comenta Jeffrey Sherman, de la Universidad de California, Davis, que no participó en el estudio. "Cuando nos sentimos mal con nosotros mismos, podemos denigrar a otras personas, y eso nos hace sentir mejor con nosotros mismos."
Los psicólogos han considerado dos posibilidades acerca de por qué las personas que se sientan mal consigo mismos pueden mostrar más prejuicios que los que tienen gran confianza, Sherman señalaba al respecto: la baja autoestima aumenta las evaluaciones negativas que haces de los demás, o a tener menos predisposición para eliminar los prejuicios que ya están asentados.
No hay acuerdo entre ambos, sobre "por qué la gente, aun teniendo los mismos datos exactos crean argumentos totalmente distintos", señalaba Sherman, para él y su colega Thomas Allen, de la Univ. California-Davis, determinados a explicar ese "por qué", concluyen que, la baja autoestima aumenta la intensidad de los prejuicios negativos .
Ocultos perjuicios
Los investigadores prepararon un experimento para romper los egos de algunos de los participantes, y luego, comprobar la probabilidad de que mostraran prejuicios raciales.
A los 57 estudiantes les pasaron una prueba dificultosa de 12 preguntas que requerían pensamiento creativo. Nadie respondió a más de dos preguntas correctamente. Alrededor de la mitad de los participantes se les dio una calificación pésima y se les indicó que a la puntuación media era de 9, para que se sintieran mal consigo mismos. A los otros se les dijo que sus pruebas se clasificarían más tarde.
Después que completaran esa prueba visualizaron la pantalla de un ordenador, mientras se mostraban una serie de palabras positivas y negativas, y aparecían las fotos de rostros de color negro o blanco. En primer lugar, los participantes tenían que pulsar la tecla "E" de su teclado para cualquier cara de color negro o palabras negativas y la tecla "I" para las caras blancas o palabras positivas.
Luego se inviertieron los grupos donde los participantes tenían que pulsar una tecla para las caras de color negro o palabras positivas, y otra para las caras blancas o palabras negativas.
La idea trataba de que si los participantes tenían asociaciones negativas con la gente negra, encontraran la segunda tarea más difícil, y si había asociaciones negativas con los blancos, hallaran la primera prueba más difícil. Esto tendería a ser especialmente cierto cuando lo sujetos se sintieran mal consigo mismos.
Como era de esperar, los que se sintieron peor en la prueba de rendimiento mostraron más evidencias de un prejuicio implícito.
¿Por qué dañamos a otros?
Los investigadores, entonces, aplicaron los resultados a un modelo informático que procesaba cuatro factores que podrían ocurrir hasta llegar al resultado final, como podían ser el grado en que nuestros prejuicios se activaban en el cerebro, y si podemos superar estos sesgos. Descubrieron que las personas que se sentían mal sobre ellos mismos tenían más tendencia a mostrar prejuicios, no porque se hiciera menos probable que reprimieran los sentimientos que ya tenían, sino porque dichos sentimientos se activaron en mayor grado.
La diferencia es sutil pero importante, apuntó Sherman.
"Si el problema era que los sujetos estaban teniendo problemas para inhibir los prejuicios, es posible que intentaran influir en las personas para ejercer un mejor control", señalaba. "La cuestión es que nuestra mente deambula hacia los aspectos más negativos de los otros grupos.
Tal vez, "la forma de evitar esto pueda ser pensar en lo diferente de las otras personas. Cuando te sientes mal contigo mismo y te sorprendas a ti mismo pensando negativamente sobre otros grupos, recuérdate: "acabo de fallar en una prueba o algo así, por eso me siento así."
Esta investigación se detalla en la revista Psychological Science.
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