Después de 30.000 años renace un virus del permafrost



Científicos franceses dijeron que habían revivido un virus gigante, pero inofensivo, que se había enclaustrado en el permafrost siberiano durante más de 30.000 años.


Una sección ultrafina de una partícula de Pithovirus de una célula infectada Acanthamoeba castellanii, observada por microscopía electrónica de transmisión, mejorada mediante el filtro artístico "plastic packaging" proporcionada por Adobe Photoshop CS5. Crédito: Julia Bartoli y Chantal Abergel, IGS y el CNRS - AMU

El despertar de este virus, en estado latente durante tan largo tiempo, sirve como advertencia de la existencia de agentes patógenos desconocidos enterrados en el suelo congelado, pueden ser despertados por el calentamiento global.

El Pithovirus sibericum, es ell nombre de este virus, descubierto en una muestra a 30 metros de profundidad del permanentemente congelado suelo, en la tundra costera en Chukotka, cerca del Mar del Este de Siberia, donde la temperatura media anual es de menos de 13,4º C.

El equipo que descongeló el virus lo replicó en cultivo en una placa de Petri, donde infectó a un organismo simple unicelular, una ameba.

La datación por radiocarbono de una muestra de suelo encontró que la vegetación creció allí hace más de 30.000 años, una época en la que los mamuts y neandertales caminaban por la Tierra, según el artículo publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences ( PNAS).

El P. sibericum es un gigante, comparado en la escala de los virus -tiene 500 genes-, mientras que el virus de la gripe tiene tan sólo ocho.

Es la primera de una nueva categoría de gigantes virales, una familia conocida como Megaviridae, para la que ya existen otras dos categorías. 


Una sección ultrafina de una partícula Pithovirus en una célula infectada de la Acanthamoeba castellanii, observada por microscopía electrónica de transmisión. La longitud de la partícula es de ~1,5 µm. con un diámetro de 0,5 µm (micras). Crédito: Julia Bartoli y Chantal Abergel , IGS y el CNRS - AMU

El virus debe su nombre a "pithos", la antigua palabra griega que denominaba un recipiente, pertinente por su forma de ánfora. Es tan grande (1,5 millonésimas de metro) que puede ser visto a través de un microscopio óptico, en lugar del potente microscopio de electrones.
A diferencia del virus de la gripe, el P. sibericum es inofensivo para humanos y animales, ya que sólo infecta a un tipo de ameba llamada Acanthamoeba, apuntaban los investigadores.

Este trabajo muestra que los virus pueden sobrevivir supultados en el permafrost durante períodos muy largos, comunicaban desde el Centro Nacional de Investigaciones Científicas de Francia (CNRS).

"Esto tiene importantes consecuencias en cuanto a riesgos de salud pública, en relación con la explotación de recursos minerales o energéticos en las regiones del Círculo Polar Ártico que se están volviendo cada vez más accesibles a través del calentamiento global."

"La reactivación de virus que se consideran erradicados, como el virus de la viruela, cuyo proceso de replicación es similar al del Pithovirus, ya no se limita a la ciencia ficción. "El riesgo de que este escenario pueda suceder en la vida real tiene que ser visto de forma realista."
Arq. Cano Web Developer

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