Es la primera vez que el estudio realizado por la Unidad de Inteligencia de The Economist y patrocinado por Siemens, toma en cuenta ciudades de Latinoamérica. Los datos fueron recogidos de 17 grandes urbes y capitales de países, seleccionadas por tamaño, importancia y disponibilidad de información.
En este resumen les mostramos algunas características de Curitiba, la ciudad mejor evaluada, Santiago, que en general obtuvo puntuaciones promedio y fue la mejor en transporte, y las ciudades que alcanzaron el menor puntaje, Guadalajara y Lima.
El estudio tomó en cuenta 31 indicadores, organizados en 8 categorías por medio de las cuales se agrupan las puntuaciones de cada ciudad. Para la evaluación también se consideraron las políticas nacionales en cada categoría, porque constituyen una forma en que la ciudad se proyecta hacia el futuro con enfoque en su sustentabilidad medioambiental. En este gráfico interactivo puede verse la evaluación general de cada ciudad en cada uno de los 8 ítemes.
Los 8 factores que componen la clasificación final del desempeño verde de las ciudades son: energía y emisiones de CO2, uso de suelos y edificios, transporte, desechos, aguas, saneamiento, calidad del aire y gobernanza medioambiental. Las ciudades rankeadas en el estudio son: Belo Horizonte, Bogotá, Brasilia, Buenos Aires, Curitiba, Guadalajara, Lima, Medellín, Ciudad de México, Monterrey, Montevideo, Porto Alegre, Puebla, Quito, Rio de Janeiro, Santiago y São Paulo.
Según el comunicado oficial, el estudio ofrece una perspectiva distinta a la que los habitantes tienen a diario de la ciudad, ya que por medio de los indicadores que considera, logra llegar a datos que no son visibles cotidianamente. Pone como ejemplo las ciudades brasileras, que se caracterizan para sus habitantes por ser poco amables en cuanto al tráfico vehicular y la contaminación, pero que están relativamente bien calificadas según el índice.
Curitiba, Brasil
Curitiba, la ciudad que lleva la delantera en Latinoamérica en desarrollo verde, tiene una historia de desarrollo de políticas públicas orientadas ello. Ya en los años ’60, se comenzaron a resolver los problemas que traía el rápido crecimiento urbano por medio de la expansión planificada, la creación de zonas peatonales y la implementación de un sistema de transporte efectivo, rápido y barato. El modelo BRT, “bus rapid transit” de Curitiba se ha convertido en un ejemplo para otras ciudades.
Durante la década de los ’80, con políticas de visión integradora, se crearon más áreas verdes, se mejoró la gestión de residuos y el reciclado y las políticas de sanidad. Desde 2009, la autoridad medioambiental de la ciudad ha puesto en curso un estudio de la tasa de absorción de CO2 de las áreas verdes, y una evaluación de las emisiones. Además, se trabaja por reubicar los asentamientos informales, y el servicio de agua de la ciudad se ha extendido a la mayoría de ellos.
Junto a poseer las mejores políticas en las 8 categorías evaluadas, Curitiba registra 5 puntuaciones sobre el promedio, lo que la posiciona como la ciudad más verde de América Latina.
Santiago, Chile
Nuestra capital alcanzó una evaluación general que se encuentra en el promedio, destacando como la única que obtuvo un “muy sobre el promedio” en materia de transporte.
Podría sonar irónico para los santiaguinos, pero un gran peso en esa evaluación lo tiene la eficiencia del metro como transporte urbano de alta demanda. También se consideró la expansión de la línea como un punto a favor y un ejemplo a seguir en materia de políticas de transporte urbano. Los proyectos de expansión de la L5 y la creación de la L6 favorecieron los factores de interconectividad y cobertura. Además, se valoró el plan Transantiago, desde su inicio en 2007, como un intento por sistematizar un ámbito que antes funcionaba con una gran cuota de desorganización.
Pero por otro lado, Santiago cae en la evaluación de emisiones de CO2 y consumo energético. Somos una de las ciudades que más energía consume, en relación a la producción económica: por cada 1.000 dólares de PIB que se producimos, consumimos 1.200 megajoules, muy por encima del promedio, que alcanza lo 761 mj. Además, las políticas de reducción de emisiones contaminantes son parciales y poco integradas con otras iniciativas de mitigación de impacto ambiental.
Guadalajara y Lima
Ambas ciudades acumulan sus puntuaciones en el promedio o por debajo de él.
Guadalajara presenta una tasa muy alta de consumo de agua, falta de monitoreo medioambiental y políticas débiles, comparadas con las de otras ciudades. También presenta altas emisiones de CO2, en relación al promedio, y una falta de monitoreo regular de gases invernadero.
En Lima, la mayoría de los indicadores se muestran bajo el promedio. Los mejores valores de la ciudad se logran en las áreas de energía y CO2, y transporte, debido a planes de reducción de la congestión vehicular y bajos consumos de electricidad. Pero el desempeño más pobre es en usos del suelo y edificaciones, debido a una pequeña porción de áreas verdes y una debilidad en las políticas de eficiencia energética.
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