Atlantropa


En la década de los 20, un arquitecto de la Bauhaus alemana, Hermann Sörgel, ideó un plan: bajar el nivel del mar Mediterráneo (¡200 metros!), ampliando así la superficie europea y ganarle al Mediterráneo... una superficie equivalente a la legendaria Atlántida, creando un nuevo supercontinente, Atlantropa.



La idea era muy simple: aprovechar la diferencia de nivel entre el Mediterráneo y al Atlántico para generar energía eléctrica, por medio de una presa gigantesca en medio del estrecho de Gibraltar, que permitiría interrumpir el flujo de agua del Atlántico hacia el Mediterráneo.
Y ¿que hacer con el agua sobrante? Pues crear un sistema de bombeo hacia el Sáhara para hacerlo cultivable. Pero esto no es todo.

El proyecto también incluía la creación de un puente para unir Túnez e Italia y la construcción de otra presa para aprovechar las crecidas del río Congo que inundaría los bosques que ocupaban la mayor parte de ese país. Así se crearía un inmenso lago artificial que estaría conectado con el menguante lago Chad, más al norte, que pasaría a convertirse en un “mar” interior, y desde el que nacería un “segundo” Nilo, que irrigaría el desierto y acabaría desembocando en el Mediterráneo.



Gran parte del Mediterráneo debía secarse... hablamos de una superficie de 660.000 kilómetros cuadrados, -¡la extensión de Francia y Bélgica!-, que se podían ganar al mar.

Pero éste no era el pensamiento principal del proyecto. El plan de Sörgels era la creación de una fuente de energía enorme en forma de una central eléctrica hidroeléctrica: 88.000 metros cúbicos por segundo obtendrían 50.000 megavatios, de los cuales Europa y África del norte se podrían proveer totalmente.

En 60 años, se recuperarían al mar unos 600.000 kilómetros cuadrados de tierra, que podrían ser aprovechadas para la agricultura y ser capaces de mantener a unos 150 millones de personas. Italia podría cultivar el Adriático. Cerdeña y Córcega quedarían unidas por tierra, así como las islas del Egeo.
Igualmente, se tendría que construir esclusas en todos los diques del proyecto para permitir el paso de los barcos así como en la entrada del Canal de Suez. Un túnel en el Estrecho de Gibraltar y una autopista sobre el dique de Sicilia harían posible la circulación directa de trenes y coches entre África y Europa. Podría existir un tren directo de Berlín a Ciudad del Cabo.



Todos los países con costas en el Mediterráneo ganarían tierras al mar, pero los puertos como Barcelona, Marsella, Génova y Venecia quedarían lejos de la costa. El equipo de Sörgel tenía pensado preservar las ciudades como patrimonio histórico. Como todo el proceso llevaría unos dos siglos, durante la transición los actuales puertos serían reemplazados por enormes pontones flotantes, con muelles y aeropuertos.
Esta idea debía solucionar todos los problemas importantes de la civilización europea.

Para a época, la transformación de la geografía se ofrecía como el instrumento para lograr la unión de los europeos.

“Paneuropa” era una idea que contaba con el apoyo de muchos intelectuales y líderes... algunos colaboraron con el proyecto. Tal vez el mas curioso sea el caso de Erich Mendelsohn, un arquitecto alemán de familia judía que estaba especialmente interesado en el diseño de la nueva costa de Palestina y las posibilidades que ofrecía para la fundación de un nuevo estado judío.

Sörgel trabajó en este proyecto hasta el final de su vida, escribió 5 libros sobre el tema y crearía una enorme organización de arquitectos, economistas e ingenieros.

Curiosamente, los nazis no se interesaron en el proyecto. El plan no encajaba con los planes del Imperio Alemán Euroasiático y los nazis prefirieron ridiculizarlo. Durante la guerra, Atlantropa prácticamente cayó en el olvido, aunque después de ella la idea volvió a resurgir aprovechando el interés de los Aliados por crear lazos más estrechos con África para combatir el comunismo.
Arq. Cano Web Developer

1 comentario:

Anónimo dijo...

interesante reportaje man, saludos.

rodo dixit