

El molde tiene tres huecos profundos para formar cada una de las patas del escritorio, y el resto es una trama geométrica triangular. Max y su equipo disponía de 30 cacerolas de acero inoxidable, en estufas de camping-gas, en las que poder fundir los 180 kilos de metal (exactamente un 92% de estaño, 2% de cobre, y 6% de antimonio). Una vez vertido todo el metal, se esperó más de una hora para que se enfriara y solidificara, y entonces poder extraer la obra acabada.




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