Se puede seguir un
procedimiento de diseño similar o igual, pero las variables involucradas
llevan a resultados muy contrastantes.
FOTOGRAFÍA Cortesía MVRDV y Cobe Architects
Según la M. Arq. Lesbia González Cubillán, "la creatividad es un proceso personal que, dependiendo del grado de madurez, formación e información sobre el tema a trabajar, delimita los eventos que se traducen luego en un producto creativo".
Es característico de la arquitectura que un autor se distinga de
otro, pues cada uno otorga un toque personal a su obra, lo que la hace
sobresalir del resto, por sus características de diseño, ya sean físicas
o funcionales.
Podemos notar en los concursos de arquitectura que se entregan cantidades de proyectos distintos, a pesar de que el brief sea el mismo.
Cada persona aborda el reto de manera distinta. Incluso puede seguir
un procedimiento de diseño similar o igual, pero las variables
involucradas llevan a resultados muy contrastantes. Y aún así podemos
distinguir obras más creativas que otras. Pero, ¿de qué depende la
creatividad?
La respuesta es compleja, pues puede abordarse desde distintos
ángulos (psicológico, médico, esotérico, social, humanista, etc.) y por
tanto, nunca llegar a una verdad absoluta.
Por ejemplo, el Psic. M. Csikszentmihalyi asegura que la creatividad tiene cinco fases de desarrollo(preparación, incubación, iluminación, evaluación y elaboración), a
través de las cuales se llega a un producto; mientras que Gardner y Perkins atribuyen la creatividad a factores innatos de la personalidad de cada individuo, tales como su imaginación e intuición.
Autores como L. González apuestan más al momento y a la pasión
involucrada en el proceso: "el acto creador en el cual transforma el
planteamiento inicial del problema y lo hace realidad en un diseño".
Por otro lado, para la mayoría de los profesores de arquitectura, la
creatividad depende en mucho de los conocimientos, pues ellos son el
puente para llegar a la mejor resolución. Sin embargo, ser creativo no
depende de la capacidad de acumular información, sino de lo que se haga
con ésta.
En mi opinión, diseñar es resolver un problema y dar respuesta a una
necesidad. Un buen diseño lo hará de manera creativa, es decir,
innovando, para llegar a un resultado nuevo y diferente.
No desvalido las teorías anteriores, pues indudablemente hay personas
más creativas que otras (según su personalidad, educación o contexto),
pero creo que la creatividad también se puede desarrollar.
Para estimularla se recomienda ser muy observador, analizar casos
análogos, recopilar y procesar información, cuestionar lo que parece
lógico[6],
entender la tarea, ser organizado y finalmente interiorizar, alcanzar
un estado de relajamiento, enfocarse 100% en el proceso y disfrutar del
mismo. De ésta manera, dejando de lado el estrés y teniendo objetivos
claros, puede tenerse una idea transformable en un buen producto final.
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