Arquitectura del Movimiento Moderno en Hermosillo


Por Aurora García

El proceso de modernización, como muchos otros fenómenos en Sonora, llegó con algunos años de retraso a la región. Mientras O’Gorman se daba a conocer con la Casa-Estudio de Diego y Frida en San Ángel, Hermosillo se encontraba todavía como un pueblo precario, dedicado a la agricultura y la ganadería. No fue sino hasta la década de los cuarentas, con el gobierno del Gral. Abelardo L. Rodríguez, que comienza un nuevo impulso económico inminentemente reflejado en la arquitectura del lugar.

Nota periodótica sobre construcción de Museo Biblioteca

Para esa época los primeros arquitectos, egresados de la Academia de San Carlos, fueron llegando al Estado de Sonora para encabezar la construcción de los primeros edificios de carácter moderno en la ciudad capital: se edificaron hoteles, escuelas, bancos, etc. Uno de ellos fue el llamado “Elefante blanco” que albergaría el Museo Regional de Sonora para el año de 1944.

Este museo, conocido actualmente como el edificio de Museo y Biblioteca de la Universidad de Sonora, fue diseñado por Salvador Ortega y ejecutado con la ayuda de su hermano Felipe Ortega y Leopoldo Palafox.

El programa arquitectónico contemplaría un Museo con diversas salas de exposiciones, una Biblioteca con hemeroteca e imprenta, así como un Auditorio. Dicho programa fue atendido, sin embargo el paso de los años le ha dado al inmueble una variada cantidad de usos encontrándose actualmente en parcial abandono.

La intención del Gral. Abelardo L. Rodríguez, al igual que muchos otros gobernantes de su época, era de carácter nacionalista, por lo que se percibe esa búsqueda de identidad en su lenguaje arquitectónico. La combinación de expresiones, por una parte se evocan las arcadas de un centro histórico que vigila a sus espaldas, y por otra se purifican las formas, siempre geométricas como una representación fiel del movimiento moderno.

Edificio Museo y Biblioteca de la Universidad de Sonora

Su valor tanto histórico como arquitectónico amerita una protección, sin embargo apenas está por considerarse patrimonio de la Universidad de Sonora. A pesar de un evidente valor y una privilegiada ubicación (es hito y centro de la ciudad) el edificio está semi-utilizado. La biblioteca y museo recibe pocas visitas, mientras que la galería y el auditorio le dan destellos de vida intermitentes. Otros espacios como el mezanine y los últimos pisos de ambas alas están en completo abandono, lo cual llega a ser paradójico al ver la cantidad de construcciones nuevas en las que la Universidad invierte para satisfacer nuevas demandas.

Lo opuesto sucede con el antiguo Banco de México, ahora conocido como las oficinas de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, ya que a pesar de que estuvo mucho tiempo abandonado su reutilización ha sido caótica ya que ha acelerado su deterioro y tiene un serio problema de sobre cupo. Este edificio fue construido para el año de 1950, de la autoría de Gonzalo Garita, quien estuvo en Hermosillo para ejecutar la obra pero nunca se quedó como la mayoría de sus contemporáneos en la región. Para los años cincuentas Hermosillo contaba con una colección de edificios modernos atractiva, gracias a la intervención de arquitectos como Gustavo Aguilar y Felipe Ortega, quienes para esa época habían conformado núcleos importantes de actividades públicas. Un carácter sobrio y de fidelidad geométrica se emana del edificio del Banco de México. La influencia del proyectista se hace notar al utilizar la intersección de volúmenes. Tal es el caso de su contemporáneo Arq. Obregón Santacilia, quien trabajó por años junto con Enrique del Moral y Mario Pani, íconos de la arquitectura nacionalista en la Ciudad de México.

Edificio del Banco de México (ahora de la SHCP)

Este es un ejemplo de las decenas de edificios que conforman el primer casco urbano de la Ciudad de Hermosillo, donde por décadas se intervino bajo una influencia del Movimiento Moderno, que por su característica de pasado inmediato está tendiendo a desaparecer. El patrimonio moderno existe en esta región, sin embargo pocos lo conocen debido a su escasa difusión y a la poca seriedad de las autoridades que como en el caso del edificio del Banco de México, a pesar de contar con los recursos necesarios para su conservación y reutilización, están acabando con la nobleza de sus materiales aparentes. Hermosillo es una ciudad relativamente nueva, por lo que la proporción de edificios modernos es posiblemente mayor a los de más antigüedad (protegidos por el INAH), debido a que el verdadero impulso constructivo se presentó en la “Era de Abelardo” (años cuarentas) y sus años subsecuentes.

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