Puente Millau por Foster+Partners

Los puentes se consideran a menudo que pertenecen al ámbito de la ingeniería en lugar de a la arquitectura. Pero la arquitectura de la infraestructura tiene un fuerte impacto sobre el medio ambiente y el viaducto de Millau, diseñado en estrecha colaboración con los ingenieros estructurales, ilustra cómo el arquitecto puede desempeñar un papel integral en el diseño de puentes. De ello se deduce el Puente del Milenio sobre el río Támesis, en la expresión de una fascinación por las relaciones entre la función, la tecnología y la estética en una forma estructural de agraciado.

Situado en el sur de Francia, conecta las redes de autopistas de Francia y España, la apertura de una ruta directa entre París y Barcelona. El puente cruza el río Tarn, es decir, a través de un espectacular desfiladero entre dos altas mesetas. Curiosamente, lecturas alternativas de la topografía sugirió dos posibles enfoques estructurales: para celebrar el acto de cruzar el río o articular el desafío de la expansión de 2,46 kilómetros de una meseta a los demás de la manera más económica. La segunda lectura propuso la solución estructural más adecuada.

Cada una de sus secciones se extiende por 342 metros y sus columnas se extienden en altura desde 75 metros a 245 metros (equivalente a la altura de la Torre Eiffel), con el aumento de los mástiles otros 90 metros sobre la cubierta de carretera. Para dar cabida a la expansión y contracción de la cubierta de hormigón, cada columna se divide en dos delgadas, las columnas más flexibles por debajo de la carretera, formando un Uno-marco sobre el nivel del puente. La forma cónica de las columnas expresan sus cargas estructurales y reducen al mínimo su perfil de la elevación. El puente no sólo tiene una silueta espectacular, pero más importante, que también hace la mínima intervención en el paisaje. Iluminado por la noche, traza una delgada cinta de luz a través del valle.

Son palabras del estudio de arquitectura Foster+Partners