Los prototipos se están desarrollando en Grecia. Como explica Yaiza Martinez en Tendencias 21: El edificio podrá resistir los terremotos gracias a sensores de vibraciones, y a su capacidad de arreglar por sí sola las grietas que sufran sus muros, capacidad conseguida gracias a un material formado por nanopartículas poliméricas que pasan a estado líquido si se someten a presión. Dicho líquido fluye y rellena las grietas y después se endurece y forma un material sólido, arreglando así las roturas que sufra el edificio.
El proyecto está a cargo del Nano- Manufacturing Institute (NMI) de la Universidad de Leeds y cuenta con un presupuesto de la UE de 14 millones de euros. Para los expertos del NMI, esta es una oportunidad revolucionaria de aplicar a gran escala la tecnología de los polímeros.
Los polímeros son macromoléculas formadas por la unión de moléculas más pequeñas, llamadas monómeros. La nanotecnología es un conjunto de técnicas que permiten manipular la materia a escala atómica y molecular, permitiendo crear cosas de un tamaño cien mil veces menor que un cabello humano (el nanómetro equivale a la billonésima parte de un metro).
El profesor Terry Wilkins, de la Universidad de Leeds, asegura que: “En cuanto contemos con el diseño óptimo podremos empezar a producir miles de litros de la nanopartícula líquida en cuestión, que se añadiría a la mezcla de yeso en proporciones muy pequeñas.”
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