Los diez despachos mexicanos de la década parte 2-3


JSª, en el lugar y el tiempo adecuados
Entre ingenieros y arquitectos, el taller desarrolla unos 40  proyectos. (Foto: Klint&Foto)
Entre ingenieros y arquitectos, el taller desarrolla unos 40 proyectos. (Foto: Klint&Foto)

Si hubiera un hilo conductor en la historia del taller de arquitectura JSª, sería la vivienda urbana que diseñó, construyó y hasta recicló en años recientes, aprovechando estructuras y fachadas de edificios abandonados, que luego transformó en hoteles y gimnasios en la colonia Condesa del Distrito Federal.

“A partir de esos proyectos empezamos a sonar mucho, porque estaban en la misma zona y por eso se sintieron como si fueran uno mismo”, relata Javier Sánchez, fundador de JSª.

El arquitecto se declara amante de la arquitectura moderna y acepta que sus proyectos están pensados para encajar en el lugar y en el tiempo.

“En la primera parte de este siglo, la arquitectura llegó a los límites económicos. Los proyectos públicos en Europa y Asia excedieron sus presupuestos, gastando recursos impensables. Yo no me dejo apantallar por esos grandes edificios, porque no siento que tengan una relación con la escala humana”.

Bajo el concepto diseño-desarrollo, herramienta básica en este despacho, JSª logra unir la mentalidad y las cualidades de ingenieros civiles y arquitectos en los proyectos del taller. “Siempre ha existido el conflicto entre los arquitectos y los ingenieros y eso lo vivimos más en el desarrollo inmobiliario”.

No obstante, dice Sánchez, su taller es un espacio ex profeso para el diálogo y la colaboración entre estas dos disciplinas cuando se encuentran alrededor de las mesas de trabajo.

Aprender a crecer es uno de los retos más difíciles a los que se enfrentan el arquitecto y su equipo, equivocarse y admitirlo para luego repensar cómo solucionar el problema, dice, y recuerda que hace algunos años transformó un edificio que luego tuvo que remodelar porque no funcionaba.

Javier Sánchez se interesa también por estudiar la forma como ‘vive’ un edificio y cómo reacciona ante determinado clima, y dedica parte de su tiempo a la investigación de tecnologías sustentables que puso a prueba al remplazar el aire acondicionado por un sistema alterno en la remodelación y ampliación del edificio de ICA, en el DF


El color de Legorreta + Legorreta
El despacho está conformado por cinco socios y 60 personas con  aproximadamente 10 proyectos anuales. (Foto: Klint&Foto)
El despacho está conformado por cinco socios y 60 personas con aproximadamente 10 proyectos anuales. (Foto: Klint&Foto)

La gama de colores, formas y espacios diseñados para la cadena de hoteles Camino Real es una referencia casi ineludible de la arquitectura que desarrolla este despacho fundado por Ricardo Legorreta en 1963 con el nombre de Legorreta Arquitectos.

Al iniciar el siglo, la firma cambió de nombre a Legorreta + Legorreta (L+L), por la incorporación de Víctor al despacho, quien sumó sistemas y programas de cómputo al desarrollo de proyectos tan diversos como hoteles, pabellones, residencias y campus escolares dentro y fuera del país.

Su filosofía de diseño desdeña la admiración y privilegia brindar felicidad a la gente, quizá por ello el colorido, la luz, las texturas y hasta la inclusión de efluvios de agua como elemento emotivo son tan vitales como características en sus obras, hoy tan reconocidas y reconocibles a escala mundial.

Los Legorreta trabajan desde 2009 en colaboración con el británico Richard Rogers, y su firma Rogers Stirk Harbour+Partners, en el diseño del edificio que acogerá la nueva sede de BBVA Bancomer, en el Distrito Federal.

“Los arquitectos tenemos una egolatría insoportable pero nos estamos abriendo. En nuestro caso trabajamos localmente con un despacho y nos asociamos. No es sólo poner una obra en un país y ya”, comenta Ricardo.

Para L+L, este proyecto no responde a las características tradicionales de cada despacho, sino a una nueva arquitectura para la Ciudad de México, basada en una interpretación diferente de los espacios laborales que favorece el sentido de comunidad de forma saludable y eficiente.

“Ahora cada arquitecto es libre, no sigue una moda y va encontrando su camino”, comenta Víctor, al precisar que en estos últimos 10 años, se acabaron los tabúes y los estilos en la práctica de la arquitectura.

Sin embargo, Ricardo comenta que L+L mantendrá su estructura de taller, “porque luego, cuando es muy grande, las cabezas se vuelven hombres de negocios, y a nosotros nos interesa ser arquitectos”.


Serrano Monjaraz, más que un estilo
El despacho está compuesto por 20 personas, aunque esperan llegar a  30 y atender unos 20 proyectos al año. (Foto: Klint&Foto)
El despacho está compuesto por 20 personas, aunque esperan llegar a 30 y atender unos 20 proyectos al año. (Foto: Klint&Foto)

A finales de los años 90, Juan Pablo Serrano y Rafael Monjaraz desarrollaron una fórmula en su despacho para trabajar a través de grupos multidisciplinarios formados con arquitectos, desarrolladores de vivienda y especialistas en cada rama de la construcción, para crear espacios acordes a las necesidades de los clientes.

Este concepto, al que llaman design development, también les permite crear espacios llenos de luz, sobre todo en sus diseños de edificios de departamentos.

Sin embargo, Rafael Monjaraz señala que el despacho no tiene un estilo definido porque todos los días cambia la sociedad y el hombre que vive en ella.

“Respetamos las construcciones históricas y conjuntamos elementos de época con los modernos y los plasmamos en propuestas arquitectónicas más ligadas a la vida de un mundo global”, comenta Serrano.

Ésta es la razón por la cual, dice, esta firma puede construir lo que se le pida, ya que el enfoque se centra en el entorno y en las necesidades y gustos del cliente, quien es “el verdadero protagonista de las ideas”.

Antes, ambos arquitectos eran las cabezas del despacho; ahora están convencidos de la importancia de delegar el trabajo, razón por la que fomentan la interacción con asesores y personas de otras disciplinas.

Serrano y Monjaraz afirman que no han dado lo mejor de ellos a la arquitectura mexicana; sin embargo, creen que éste es su momento porque siguen aprendiendo de todas las personas que trabajan en el taller y, lo más importante, están deseosos de seguir construyendo.

Para ellos, más que una profesión, la arquitectura es un estilo de vida en el que el ideal arquitectónico es lograr la creación de espacios en los que la gente trabaje y viva con la cantidad de luz necesaria, el aire suficiente y se elimine la sensación de estar atrapado entre cuatro bloques de concreto.

“Como vivir bajo la sombra de un árbol”, precisa Serrano. Entonces, dicen, se habrá hecho buen uso de la arquitectura.


La personalidad de Sordo Madaleno
El despacho se ocupa de unos 30 proyectos al año con una plantilla  de más de 100 personas. (Foto: Klint&Foto)
El despacho se ocupa de unos 30 proyectos al año con una plantilla de más de 100 personas.
(Foto: Klint&Foto)

La aplicación de energía natural para reducir costos de funcionamiento, el uso de materiales locales y la tradición de la arquitectura mexicana fusionada con las últimas tendencias en diseño son los puntos medulares en los proyectos de este grupo de arquitectos.

En 1982, Javier Sordo Madaleno Bringas tomó la dirección del despacho fundado en 1939 por su padre, Juan Sordo Madaleno, aprovechando sus enseñanzas, pero con la vista en el futuro y proponiendo cosas nuevas.

A finales de 2009, Sordo Madaleno Arquitectos fue galardonado por su diseño del Centro Comercial Andares con el Gold Award de Diseño, del International Council for Shopping Centers (ICSC), por su “desarrollo innovador y sustentable”, galardón que se sumó al otorgado por la Asociación de Desarrolladores Inmobiliarios.

Con su más de 13 hectáreas de extensión, este complejo de usos múltiples –hotel, oficinas, departamentos y centro comercial– se ubica en Guadalajara, Jalisco, se inauguró en 2008 y su realización requirió más de cinco años.

A su vez, en noviembre pasado, Javier Sordo Madaleno recibió en Barcelona el premio al ‘Mejor Edificio’ en la categoría ‘Health’, por el Centro de Rehabilitación Infantil Teletón de Tampico, en el marco del World Architecture Festival.

“El despacho siempre ha evolucionado desde que lo comenzó mi padre y por eso no hemos dejado de crecer”, dice el arquitecto, quien en las casi tres décadas que lleva al frente de esta firma, cuenta con proyectos tan diversos como hoteles, plazas públicas, centros comerciales, centros de rehabilitación y desarrollos inmobiliarios.

“La especialización nos permite ocuparnos de todo lo que hacemos”, explica el arquitecto. Aunque reconoce que ahora, con tanta comunicación, “es muy difícil ser originales, pues todo está hecho”.

Aun así, considera en esta última década la arquitectura se reencontró con un camino lógico, en el que el reto es mantener una personalidad.




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