Cuevana: Entre lo popular y la legalidad

 

Desde sus comienzos humildes y oscuros hasta su salto popular y mediático, Cuevana ha cambiado la forma de ver series y películas en la Web, para placer de los usuarios y dolor de la industria. Como todo sitio que permite el acceso a contenido gratuito desafiando de frente a los derechos de autor, Cuevana está en el ojo del huracán, buscando la forma de apuntalarse ante el inminente embate legal. Las últimas horas han sido agitadas para el sitio, incluyendo un nuevo diseño, un supuesto hackeo, y los medios que siguen apoyandólo y criticándolo a diestra y siniestra.

 

Lisandro, no me funciona Cuevana” es una frase que se ha multiplicado considerablemente en estos últimos días. Acusaciones al ordenador y a la conexión de Internet están a la orden del día, pero la explicación es mucho más sencilla: Entra demasiada gente. Se ubica 790 en Alexa, lo que convierte a Cuevana en un verdadero monstruo, pero su historia no se termina allí. A decir verdad, apenas está comenzando.

Recibe aproximadamente doce millones de visitas diarias, pero si por alguna razón te preguntas qué es Cuevana, no podemos hacer otra cosa más que responder: Cuevana es un portal a través del cual puedes acceder a una gran cantidad de series y películas vía streaming, sin costo alguno. Tanto las películas como las series se encuentran almacenadas en varios servicios de intercambio de archivos (como por ejemplo Megaupload), y con la instalación de un pequeño plugin, la “descarga” de esas películas se convierte en streaming para ser visualizada directamente desde el navegador. En una época, Cuevana también ofrecía los enlaces de descarga para estas películas y series, pero hasta hace poco sólo estaban disponibles los enlaces para los subtítulos (ahora ya ni eso). Por supuesto, eso no impide que el usuario avanzado pueda obtener los enlaces de todas formas, pero al menos Cuevana es capaz de decir que no promueve la descarga directa de lo que puede encontrarse en su sitio.

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  Cuevana ha demostrado una velocidad impresionante en ocasiones. La nueva versión de Conan se estrenó en agosto pasado.

   

  Uno de los puntos más llamativos de Cuevana es que no había recibido ninguna clase de demanda, aunque era solamente cuestión de tiempo. El pasado 17 de noviembre circuló la noticia de que Cuevana sería golpeada con la primera denuncia penal proveniente del canal argentino Telefé, bajo el ala de Telefónica. De acuerdo a un allegado a Tomás Escobar, uno de los responsables directos de Cuevana, el reclamo de Telefé apenas estaba basado en un único cuadro obtenido a través de Justin.tv, mientras que en lo que se refiere a contenido exclusivo del canal, es “muy poco y muy poco visto”, ya que Telefé es un canal de aire de libre acceso en Argentina. 

  
  

  Con un mínimo de investigación se puede llegar a la conclusión de que la maniobra de Telefé es apenas la punta del iceberg. Los tres principales proveedores de banda ancha, Telefónica, Telecom Argentina y Claro (subsidiaria de América Móvil, del mexicano Carlos Slim) han lanzado sus propios servicios de distribución de vídeo en línea, OnVideo, Arnet Play e Ideas Entretenimiento, sin mencionar la llegada de Netflix a territorio latinoamericano. De más está decirlo, un portal como Cuevana, con acceso a lo último del cine y la televisión, representa un importante recorte en sus ganancias potenciales.

  
  

  Como si fuera poco, durante la noche del domingo argentino y la madrugada del lunes se reportó un hackeo a Cuevana, que incluyó un vídeo bastante malo el cual se reproducía cuando se quería acceder a una película. El hackeo resultó completamente falso, y en realidad se trató de una maniobra de promoción para el lanzamiento del nuevo diseño del sitio. No es la primera vez que vemos algo así: Si hacemos un poco de memoria, en septiembre del año pasado el sitio Good Old Games hizo algo similar, haciendo creer a los usuarios que cerraba para siempre, cuando en realidad sólo estaban saliendo de beta. La maniobra ciertamente causó revuelo (el tag #fuerzacuevana fue una marea de fuego en territorio argentino), pero hasta ahora, el nuevo diseño le ha entregado a Cuevana más críticas que comentarios positivos. El nuevo diseño es varias veces más lento que el anterior y menos intuitivo. Algunas películas ni siquiera se cargan, y hay momentos en los que incluso entrar al portal mismo es una pesadilla. Además de que la enorme cantidad de visitas no está ayudando, da la sensación de que los desarrolladores se apresuraron un poco al lanzarlo.

  
  

   

  Hasta aquí, lo que ganó en estética lo perdió en rendimiento

   

  En esencia, los argumentos de Cuevana para defenderse son exactamente los mismos que los del sitio Taringa!, y los mismos que utilizó The Pirate Bay en su momento: No son generadores de contenido, sino que facilitan el acceso al mismo a través de un índice. Desde cierto punto de vista, el motor de búsqueda de Google podría caer en la misma categoría, pero la ley tiene diferentes formas de interpretar y/o clasificar la misma situación.

  
  

  En el caso específico de The Pirate Bay, su rol de simple “índice de enlaces” no fue suficiente para impedir su condena, pero la acción de la justicia ha resultado completamente inútil, y The Pirate Bay sigue funcionando, con su ocasional intermitencia. Los hermanos Botbol, responsables de Taringa!, ya tienen procesamiento confirmado en territorio argentino, pero Taringa! sigue allí, a apenas un par de clics de distancia, y todo parece indicar que estará en la Web por un largo tiempo.

  
  

   

  La justicia lo ha intentado todo, pero The Pirate Bay sigue operando

   

  Además de las zonas grises de la legislación argentina, y el clásico “no genero, sólo comparto”, se instala otra vuelta de tuerca, que es la de aquellas películas que están en Cuevana legalmente. La película “Incómodos” del director Esteban Menis cuenta con la autorización correspondiente para estar en Cuevana, convirtiendo al sitio en una plataforma formidable para exponer su película a la gente. Aquellas producciones que no reciben la oportunidad que se merecen en las salas de cine pueden encontrar una vía de exposición sólida en portales como Cuevana, siempre y cuando se resuelvan todos los detalles legales correspondientes. Hasta el momento, las películas con estátus legal en Cuevana representan una minoría irrisoria, y si tenemos en cuenta el modelo actual que intenta defender la industria cinematográfica, eso no cambiará en el corto plazo.

  
  

  Las denuncias tanto a Taringa! como a Cuevana también dejan en evidencia la falta de preparación de la legislación argentina para lidiar con esta clase de casos, y lo mismo se podría aplicar a todo el espectro de la informática, la digitalización y la distribución de contenido. A pesar de que ha tenido varias modificaciones con los años, el cuerpo central de la Ley de Propiedad Intelectual cumplirá ochenta años en 2013, lo que en teoría estaría pidiendo a gritos una sanción más pulida, profunda, y por sobre todas las cosas moderna de los derechos de autor. 

  
  

  Entre mayo y junio pasado, el gobierno argentino impulsó la aplicación de un canon a los medios de almacenamiento (tarjetas de memoria, CDs, ya conocen el ejercicio), buscando la llamada “Compensación equitativa por copia privada”. Varios artistas apoyaron la medida (con nombres como el de Andrés Calamaro entre ellos), pero la respuesta de la gente fue lapidaria, tomando por asalto las redes sociales, e incluso varios sitios gubernamentales sufrieron ataques directos (se vio mucho LOIC allí). Desde entonces, se sabe poco y nada del proyecto, y lo más probable es que termine en un cajón oscuro juntando polvo.

  
  

   

  El nuevo diseño tiene algunos detalles, pero mejorará. La gran pregunta, es si podrán detenerlo.

   

  Cuevana tiene nuevo sitio. Debe quitar muchos bordes filosos, incrementar su velocidad de forma drástica, y corregir todos los problemas de acceso que está sufriendo en este momento. En el corto plazo, eso parece mucho más importante que su situación legal. El portal ha demostrado que la gente no tiene absolutamente ningún problema en consumir series y películas a través de este formato de distribución, y tal vez sea hora de que las empresas cinematográficas busquen la manera de obtener ganancias con este formato en vez de combatirlo. La “versión nuclear” de los reclamos legales simplemente no está dando resultados, porque es muy difícil que el genio regrese a la lámpara una vez que ha salido, cortesía de cada usuario que hace clic en el sitio. Cuevana ha dado inicio a una nueva oleada de portales similares (HispaTube, por ejemplo), por lo que su desaparición sería, en el mejor de los casos, poco más que una victoria pírrica.

  
  

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